Una de mis principales labores esta temporada es la formación de entrenadores. Y en el desempeño de esta labor siempre me encuentro con el mismo problema: las dichosas carreras continuas.
Es una de las «peleas» que tengo cada día. Año tras año, da igual cuál sea el club, el equipo y el entrenador. Siempre veo que, muchos de ellos, comienzan cada entrenamiento con el mismo ritual.
Carrera continua mientras coloca las setas, dos filas de jugadores y movilidad articular y acaban con golpeo de balón libre por parejas o tríos. Entonces reúne al equipo en el centro del campo y les explica la sesión.
Total, 10 o 15 minutos (en el mejor de los casos) desperdiciados. Sí, desperdiciados porque no hemos aportado nada a los jugadores que no pudieran hacer ellos mismos por su cuenta. Desperdiciados porque eso mismo lo podríamos haber hecho antes de entrar al campo para aprovechar al máximo el tiempo dentro de él.
En este artículo voy a desmontar el mito de la carrera continua y te voy a presentar algunas alternativas que, bajo mi punto de vista, pueden ser mucho más beneficiosas para el calentamiento.
Activación, el objetivo del calentamiento
Primero de todo, debemos tener claro cuál es el objetivo del calentamiento. Y ése no es otro que el de activar a los jugadores para que empiecen el entrenamiento en las mejores condiciones posibles.
En otras palabras, se trata de ayudarles a entrar en calor, que no empiecen el entrenamiento «en frío».
Con el calentamiento, más allá de prevenir el posible/dudoso riesgo de lesión, buscamos que el jugador comience a «desperezarse», a sacudirse esa «torpeza» inicial que pueda traer de casa. Que «rompa el hielo» consigo mismo, con sus compañeros y con el balón.
Es decir, la activación se debe dar en todos los sentidos: físico y mental, técnico, táctico…
¿Y todo eso no se puede conseguir con la carrera continua? Pues… dejémoslo ahí.
La carrera continua, la gran mentira
Sobre la pregunta anterior, por no dejar la respuesta en el aire, es cierto que la carrera continua puede servir para activar a los jugadores a nivel físico. Quizás también a nivel mental.
Pero, a nivel técnico-táctico, tengo mis dudas no (lo siento por ser tajante, pero no sé como una carrera sin balón de por medio les puede activar en este sentido).
Es más, cuando ponía en duda el hecho de que la carrera continua sirva para prevenir una posible lesión, es porque yo mismo lo he experimentado (y muchos, muchísimos compañeros también).
Llevo años jugando al fútbol con los amigos, desde que dejé los equipos «serios», y nunca he hecho una carrera continua antes de un partido. Prácticamente, ni siquiera he calentado (lo justo para quitarme esa pereza inicial de la que hablada). Y no, tampoco me he lesionado.
La carrera continua puede tener algún beneficio, no lo discuto. Pero, a nivel de activación, creo que no es el ejercicio más completo.
En mi opinión, como te decía, hay alternativas que pueden resultar más beneficiosas para iniciar el entrenamiento: los juegos.
Juegos, la mejor alternativa
Desde hace varios años vengo comprobando que los juegos son un recurso perfecto para calentar. Y la mejor alternativa a la carrera continua, más propia del siglo pasado, cuando entrenábamos en campos de tierra y con balones Mikasa.
¿Cómo lo he comprobado? Pues muy sencillo, simplemente viendo las reacciones de los jugadores.
No es lo mismo empezar el entrenamiento mandándoles a correr alrededor del campo que explicándoles un juego. En la primera opción, verás caras largas y resoplidos. En la segunda habrás conseguido captar su atención e interés.
Durante el desarrollo de un ejercicio y otro, igual. Con la carrera continua les llamarás la atención continuamente, nunca mejor dicho. El otro día escuché: «o aumentáis la intensidad o aumento el tiempo» (que se iban a pasar corriendo, claro).
Los jugadores se van arrastrando prácticamente por el campo, parándose cuando no les miras… Es lógico, no les gusta. ¿Y qué utilidad tiene eso? Para mí, ninguna.
Siempre está quien te dice que viene bien para que hagan piña en grupo… Mentira. Lo que quiere es ganar tiempo para colocar las setas (palabras textuales de varios de ellos, lo cual me parece muy egoísta y de una dejadez tremenda). O, peor aún, estar con el móvil en el banquillo.
Sin embargo, durante el juego, sucederá todo lo contrario. Suelen ser ejercicios que les motivan mucho más, porque les desafían, les ponen a prueba. Además, hay competición de por medio, lo que ya de por sí supone una motivación extra para ellos.
Todo esto que te digo también lo he comprobado. Y con todas las categorías, eh. Por si me dices, «claro, eso está muy bien con niños, pero yo entreno Cadetes o Juveniles…». Comprobado también con ellos, y con Seniors. Así que no hay excusa.
¿No te lo crees? Haz la prueba. Ahora te dejaré algunos ejemplos que puedes plantear.
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3 tipos de juegos de activación
Vamos al grano, que ya me he enrollado bastante. Mis tres tipos de juegos preferidos para calentar son los siguientes:
- Fintas: juegos enfocados al desarrollo de fintas y engaños (la picardía en general) por parte de los jugadores, como el “pilla-pilla”, el «matapollos» o la “telaraña”. En este enlace puedes ver más ejemplos.
- Juegos colectivos: ejercicios adaptados de otras disciplinas deportivas en los que compiten dos equipos, como el rugby, el fútbol americano o el balonmano. Puedes ver más tipos en este enlace.
- Velocidad de reacción: juegos en los que los jugadores deben actuar rápido o reaccionar a un estímulo para dar una respuesta motriz. Ejemplos de ello son el “pañuelo”, las “3 en raya” o una carrera de relevos. En esta página tienes más.
Todos estos juegos cumplen exactamente con los mismos objetivos de la carrera continua:
- Los jugadores corren, incluso más (a nadie le gusta perder). En este caso hasta disfrutan mientras corren, ya que el juego sí les gusta, a diferencia de la carrera continua.
- Sirven como dinámica de «cohesión» (al menos entre los jugadores del mismo equipo).
El primer argumento, además, sirve para rebatir a todos aquellos aficionados y entrenadores old school que justifican la carrera continua con el comentario: «es que les falta fondo físico».
El único inconveniente que pueden tener es que requieren algo más de explicación. Pero, ¿cuánto, 1 minuto? Merece la pena… Y cuando lo expliques, les puedes dejar jugando y colocar las setas del siguiente ejercicio.
Por cierto, hablando de la vieja escuela, igual te interesa este artículo.
Mayor transferencia al juego real
Por último, y para mí el mejor argumento a favor de los juegos, es que tienen una mayor transferencia al juego real que la carrera continua.
Bajo mi punto de vista, los ejercicios del calentamiento deben tener un tener un carácter principalmente lúdico-recreativo y en ellos debe prevalecer la «diversión» por encima de la especificidad.
Sin embargo, de forma indirecta pueden ser útiles para que los jugadores desarrollen acciones o gestos técnico-tácticos relacionados con el fútbol.
Por ejemplo, las fintas son gestos fundamentales en el desarrollo de todas las acciones ofensivas y defensivas, como el regate o la entrada. En un pilla pilla se repiten con mucha frecuencia.
De juegos de otras disciplinas deportivas se pueden sacar muchos aprendizajes: por ejemplo, prueba a jugar un rugby con el pie. Es una tarea perfecta para trabajar la conducción y el regate, ya que los pases sólo pueden ser hacia atrás (lo que obliga a los jugadores a avanzar con balón).
Y los juegos de velocidad de reacción combinan perfectamente con la finalización. Por ejemplo, podemos añadir una acción de 1 contra 1 en la que el ganador del duelo previo sea el atacante y el perdedor, el defensor.
Progresión desde el calentamiento hasta la parte principal
Y ya para acabar, me gustaría recalcar que los jugadores NO se lesionan por empezar el entrenamiento con un juego en lugar de una carrera continua. No tengas miedo por eso, pueden empezar con un pilla-pilla y ninguno se va a romper.
Es más, los jugadores se conocen a sí mismos mejor que nadie. Si alguno de ellos necesita hacer algo de movilidad o estirar de forma previa a ese juego, seguro que lo hace por su cuenta.
De todas formas, sí te recomiendo que lo que hagas sea con sentido común, como en todo. Y eso pasa por realizar una adecuada progresión en la sesión en general y en el calentamiento en particular.
Se trata de ir de menos a más en cuanto a espacios, intensidad… Es decir, no les pongas a sprintar directamente o a golpear con el pie.
En su lugar te recomiendo que empieces jugando (si es posible) sin balón y ya después introducirlo. Incluso sería muy beneficioso realizar una serie intermedia jugando con la mano.
¡Haz la prueba!
Y ahora sí. Si con todo lo que te he comentado no te he convencido, sólo te pido que hagas la prueba y juzgues tú mismo.
Te leo en comentarios.