En el último artículo que escribí («Planificación de la Pretemporada«), comentaba que el factor psicológico es imprescindible en cualquier equipo de fútbol (por encima, incluso, del táctico, técnico o físico).
Uno de los métodos que tenemos para desarrollar este factor es el de inculcar valores en el equipo. Y eso es lo que voy a exponer en este artículo, los valores que, desde mi punto de vista, deberían estar presentes en cualquier equipo de fútbol, desde el entrenador hasta los propios jugadores.
Así pues, en primer lugar, será necesario que cada uno defina los principios fundamentales que componen su esencia como entrenador, pues éstos serán los valores que directa o indirectamente va a transmitir a sus jugadores y, por consiguiente, los que definan la identidad del equipo.
Para ello, he realizado este pequeño trabajo en el que incluyo los valores y principios que quiero que estén presentes en mi equipo (tanto en los jugadores como en mí mismo) y los clasifico en 4 grupos, en orden de mayor a menor importancia o relevancia:
1. Unión del equipo
Para mí, este aspecto es el más importante, que el equipo «sea una piña» y permanezca unido. Que todos sus componentes remen en la misma dirección será el camino para alcanzar los resultados:
- Compañerismo: el primer principio que debemos fomentar para tener un equipo unido será el trabajo en equipo. La clave del trabajo en equipo está en la creación de sinergias entre los componentes del mismo. Es decir, que la suma del todo sea superior a la suma de cada una de las partes por separado: cuando se trabaja de manera individual, el trabajo de un jugador (1) más el de otro (1) será igual a la suma de ambos (1+1=2); sin embargo, cuando trabajamos en grupo y unimos nuestras fuerzas al beneficio del colectivo se generan estas sinergias, provocando que el resultado sea mayor (1+1=3).
- Respeto: hacia los compañeros, entrenadores, rivales, árbitros, público…
- Empatía: saber escuchar y ponerse en el lugar de los demás facilita el trabajo y la unión del equipo.
- Humildad: en mi opinión, es el valor fundamental que debe tener todo jugador y entrenador, ya que será la clave de su éxito como persona. Debemos ser humildes siempre, sabiendo que de todo el mundo podemos aprender algo y que siempre podremos mejorar. Un vestuario humilde siempre estará más unido que aquel en el que predomine la prepotencia entre sus integrantes.
2. Rendimiento colectivo
El rendimiento del equipo debería producirse a raíz de la unión del mismo. Por lo tanto, si además de los principios anteriores, fomentamos los que enumero a continuación, probablemente estaremos en condiciones de ofrecer nuestra mejor versión:
- Esfuerzo: en referencia al trabajo necesario para alcanzar los objetivos colectivos e individuales.
- Constancia: que ese esfuerzo se realice de manera constante (todos los días).
- Superación: que el esfuerzo sea cada día mayor (dar cada día un poquito más) y nuestras metas también sean cada vez más altas con el objetivo de progresar continuamente (ambición).
- Ilusión: tener la Ilusión de que con Esfuerzo, Constancia y Superación será posible alcanzar cualquier objetivo que nos propongamos.
3. Confianza en el entrenador
Este aspecto mucha gente podrá pensar que debería ser el más importante de todos. En mi opinión, es fundamental, sí. Pero pienso que la confianza del grupo en su entrenador llegará como consecuencia de lograr los objetivos anteriores (unión y rendimiento). Si conseguimos ambos objetivos es difícil que el grupo no confíe en nosotros.
No obstante, será necesario que el entrenador, además, actúe bajo una serie de principios que le permitan consolidar la confianza de los jugadores, que serán los siguientes:
- Seguridad: si queremos que el grupo confíe en nosotros, lo primero que tenemos que hacer será transmitirles la confianza que tenemos en nosotros mismos y en nuestro trabajo. Si ni siquiera nosotros confiamos en nuestras posibilidades, difícilmente vamos a conseguir que lo hagan los demás.
- Autocontrol: tener paciencia y no perder los papeles durante los entrenamientos y partidos (saber estar). Como he mencionado en el primer apartado, se debe respetar a todo el mundo y, más aún, siendo entrenador, puesto que somos el ejemplo a seguir para los jugadores. No podemos pedirles o exigirles algo que nosotros mismos no hacemos. Del mismo modo, el Esfuerzo, la Constancia, la Superación o la Ilusión serán valores que deberán estar presentes en nuestro trabajo diario para «contagiárselos» a nuestros jugadores. Esto es lo que significa ser un líder (liderazgo).
- Honestidad e Integridad: estos dos factores los pongo de manera conjunta, puesto que están muy relacionados entre sí y considero que deben ir de la mano. Hacen referencia a la importancia de cumplir con nuestra palabra, de actuar conforme a lo que decimos y de cumplir lo que prometemos. Es decir, debemos ser sinceros y, sobre todo, debemos ser justos con todos los jugadores.
4. Rendimiento individual
Por último, el rendimiento individual es un factor que debe añadir valor a todo lo expuesto anteriormente. Tenemos que conseguir que cada jugador rinda al máximo y para ello debemos actuar bajo los siguientes principios:
- Motivación: desde mi punto de vista, motivar consiste en transmitir de manera correcta todos los valores que estamos enumerando. Para ello, es necesario tener buenas dotes de comunicación y, sobre todo, creer en lo que queremos transmitir. Por eso, al principio del artículo indiqué que lo primero que debemos hacer será definir nuestros propios valores, para que posteriormente los podamos transmitir de manera directa (comunicación) o indirecta (actuación) a nuestros jugadores.
- Confianza: además de dichos valores, debemos transmitir confianza a nuestros jugadores, hacerles sentir importantes y ser directos con ellos (que cada uno sepa lo que esperamos de él). En este sentido, debemos saber halagar y corregir: el halago puede llevar a la relajación y la corrección, si no se realiza correctamente, puede suponer desmotivación o pérdida de confianza del jugador. Cada jugador es un mundo, por lo que tendremos que saber actuar de acuerdo a la personalidad de cada uno («con tacto»).
- Proactividad: tener una actitud proactiva significa que sepamos asumir la responsabilidad de nuestros aciertos o errores, corregirlos (por ejemplo, si sale mal un regate y se pierde el balón, no quedar lamentándose, sino correr a recuperarlo) y aprender de ellos (para que no se vuelva a producir). Este concepto influye sobrela toma correcta de decisiones en momentos de tensión.
- Plenitud: en relación con el principio anterior, tener una actitud plena supone que, en el caso de cometer un error, no dejemos que el mismo afecte a la acción posterior («pasar página»), de manera que podamos afrontarla al 100%. Lo hecho, hecho está.
Conclusiones
Seguramente alguien pueda echar en falta algún valor o piense que alguno de los que hay podrían pertenecer a un grupo diferente al que esté incluido… Lo que he intentado ha sido poner cada principio en el grupo que más repercusión pienso que tiene. Al fin y al cabo, esto no tiene mayor importancia, puesto que todos ellos deberían estar presentes en el equipo.
En mi opinión, nuestra primera tarea como entrenadores al llegar a un equipo nuevo debe ser la de conseguir la unión del grupo, que todos se sientan involucrados en el proyecto e identificados con los objetivos. Que el rendimiento y los resultados surjan como consecuencia del trabajo, la unión y la motivación por lograr dichos objetivos. Que la suma de unión y rendimiento genere una confianza por parte de los jugadores hacia el entrenador. Y, por último, que el entrenador sepa devolver la confianza que sus jugadores tienen en él para sacar lo máximo de cada uno de ellos.
Siguiendo estas directrices y aplicando los valores mencionados no me cabe ninguna duda de que conseguiremos formar un equipo mucho más unido, motivado y capacitado para alcanzar un rendimiento mayor.
Para finalizar y como viene siendo habitual, os dejo un gráfico en el que se recogen de manera esquemática todos los valores comentados:
Bibliografía
González, V. Carácter Ganador. MCSports, Vigo, 2013.