Visión, objetivos, estrategias, creación de sinergias, gestión de grupos, análisis de competidores… Todos estos conceptos tienen su origen en el ámbito empresarial, pero cada vez están más presentes en el mundo del fútbol. Y es que estas dos profesiones están más relacionadas de lo que parece.
Si el objetivo de cualquier empresa es generar beneficios, el objetivo general de los equipos es conseguir resultados. Para conseguir beneficios cualquier empresa necesita elaborar un Plan de Empresa en el que queden definidos, entre otros, los siguientes conceptos: Visión, Objetivos y Estrategias.
Estos conceptos son las bases del éxito de cualquier organización, los que marcan el camino a seguir y los que, junto con los valores, definen su identidad. Por lo tanto, en nuestro equipo deberían quedar definidos desde el primer momento para tener unas pautas de actuación comunes que nos faciliten la consecución de los resultados.
Visión: dónde queremos llegar
Lo primero que se tiene que definir es la visión. La visión es una declaración de intenciones. Cuando alguien crea una empresa, la crea por un motivo, porque se imagina en un futuro de una determinada manera, porque quiere alcanzar un sueño. Del mismo modo, cualquier entrenador tiene una visión personal, la que le impulsa a trabajar día a día, a superarse, a estar en continuo aprendizaje… Es importante conocer la visión personal, pero sobre todo hay que dejar clara la visión colectiva, la del equipo.
Así pues, la visión de un equipo será la descripción detallada de sus sueños más ambiciosos. Cada equipo tendrá sus propias aspiraciones, unos querrán ganarlo todo y para otros permanecer en la categoría será un logro. Lo importante es que siempre sean positivas («lograr la permanencia» en lugar de «no descender»), ambiciosas e ilusionantes.
Por lo tanto, el valor de la visión es que el simple hecho de leerla debe suponer una motivación para mejorar y un impulso para superar situaciones adversas.
Como dice Xesco Espar en su libro «Jugar con el corazón», es muy recomendable que la visión se defina en los momentos de máximo rendimiento (después de una gran victoria, por ejemplo, cuando la euforia está más presente) puesto que saldrán palabras cargadas de energía.
Objetivos: qué queremos conseguir
Por debajo de la visión se encuentran los objetivos, que son las metas concretas que queremos alcanzar. A diferencia de la visión, una característica de los objetivos es que deben ser alcanzables (la visión puede que nunca se consiga, pero debe ser lo suficientemente ilusionante como para no dejar de pelear por alcanzarla). Por lo tanto, los objetivos tienen que ser realistas.
Además, los objetivos tienen que ir evolucionando con el paso del tiempo, de manera que el equipo esté en progresión continua. Esto se puede conseguir fijando objetivos específicos (ganar el próximo partido, encajar menos goles…) que nos permitan alcanzar el objetivo general (ganar la liga, conseguir el ascenso…). Y, a medida que vayamos consiguiendo los objetivos generales (temporada tras temporada), nos iremos acercando a la visión.
La diferencia entre un objetivo específico y general es el plazo. En el mundo de la empresa se habla de corto plazo (1 año máximo), medio (de 1 a 5) y largo (más de 5 años). Así pues, los objetivos específicos requieren de plazos menores que los generales para su consecución, pero estos últimos son los realmente importantes. Muchos proyectos presentan pérdidas a corto plazo (debido a las elevadas inversiones, por ejemplo), pero acaban triunfando en el largo plazo, cuando alcanzan los objetivos generales.
Este es el problema de la mayor parte de los equipos de fútbol, la falta de estabilidad: cuando están 5 partidos seguidos sin ganar, entrenador cesado y fin del proyecto, dando más importancia a los objetivos específicos que al general, al corto que al largo plazo.
Estrategias: cómo lo conseguimos
Finalmente, la estrategia hace referencia a la forma de alcanzar los objetivos. Cada equipo seguirá su propio camino para llegar a los objetivos marcados mediante acciones concretas: incorporar a los mejores jugadores, diseñar un modelo de juego eficaz, etc.
El conjunto de estas estrategias es lo que se conoce como el Plan Estratégico y es importante definirlo puesto que serán las pautas de actuación que debemos seguir durante el proyecto. De esta manera evitaremos, entre otras cosas, caer en la improvisación. Por ejemplo, sabiendo cuál va a ser nuestro modelo de juego después lo podremos llevar a la práctica con sentido, trabajando los aspectos físicos, tácticos o técnicos que más se adapten a él.
Si la visión era importante porque aporta la motivación necesaria para que el equipo no se venga abajo en situaciones adversas, la estrategia actuará como guía durante el camino, de manera que cuando aparezcan dificultades los integrantes del equipo sepan sobreponerse en la dirección correcta.
Las Estrategias nos marcan el camino que deben seguir nuestras Acciones, las que debemos realizar para alcanzar los Objetivos, y la consecución de los Objetivos nos permite acercarnos a la Visión.
Bibliografía
Espar, Xesco; (2010). «Jugar con el corazón»
Merino, Álvaro; (2015). Curso de «Liderazgo y Gestión de Equipos de Alto Rendimiento«